sábado, 21 de diciembre de 2013

y el espiritu de navidad donde anda

Saben mande fotos de mi beba victoria a una revista por faceboock de bbs  y no me la publicaron mande un montón y nunca la publicaron (también mande por email),la consiga era mandar una foto de un bebe o niño al lado del árbol de navidad bueno mande varias nunca la publicaron ,ni contestaron mis mensajes ,ni me dieron me gusta a una foto de mi hija , como vi ,lo hacen en cada foto una sube ,pensaran que egocéntrica soy nooooooooo la persona que maneja esa pagina en faceboock es una mujer pobre de mente y  discrimina a nosotras nos discrimino y lo se por que soy madre y se cuando me están jodiendo ,yo digo tanta gente hija de puta discrimina una criatura por que????  para mi cada chiquito bebe, nene ,nena que veo en la calle son hermosos ,me encantan los chicos y para estas fiestas donde tendría que reinar el espíritu de navidad se ve hay gente amargada y resentida ,que me molesto me molesto y si por eso lo escribo ........Mujer quien seas te deseo una feliz vida por que por lo visto no la tenes y te crees superior por estar manejando un simple foro ,te crees con poder por que nosotras madres queremos ver a nuestros hijos siempre y los  mostramos por que estamos orgullosos de ellos te digo espero algún día lo sientas en carne propia ,feliz vida y recorda con los niños nooooooooooo
Felices fiestas y prospero año nuevo 2014

martes, 17 de diciembre de 2013

vicky sandia

vicky 7 meses

Simply Red - Stars

Quiero un heladoooooooooooooooooooooooooooo ya

No se que pasa la gente esta muy mal ,muy mala, hay muy mala onda ,me paso lo siguiente mi hijo se graduo y a la salida como es escuela publica repartían helados de agua ,hacia mucho calor casi medio día y bueno esperando mi nene termine de saludar a sus compañeros me acerque ala auxiliar una mujer mayor y le pedí de buena manera un heladito para mi beba vicky y me dijo No estos helados son para los chicos del colegio ,le dije pero mi nene es del colegio se graduó hoy ,bueno me dijo cuando salga le doy a el ,pero dame una helado para la beba le dije por que vi como comían helados detrás de la puerta la bibliotecaria,el maestro de música y demás maestros osea todos ,tanto le costaba a esta vieja conchuda darle un helado ala beba por favor y esta en un colegio cuidando nenes maldita ,cuando se dio cuenta obro mal me dijo toma uno y no  gracias vieja ahora comete los todos vos ,mi querido Mauricio Macri tanto que cuidas la escuela publica cuida a los chicos de este tipo de gente auxiliares que no sirven para nada ,por que lo he visto ,salen dan vueltas ,fuman ,comen las comida de los chicos,le dan la leche con sus babas no me parece justo ,en vez de estar seleccionando quien entra o no al colegio fíjate querido quien cuida nuestros nenes .......

mi hija

Cuando el niño es feliz la madre también es feliz con él. Cuando el niño danza, algo danza también en la madre. Cuando el niño está enfermo, la madre está enferma. Cuando el niño es desdichado, la madre es desdichada. Porque no son dos; Son Uno. Sus corazones laten a un mismo ritmo. Osho. Himba África

viernes, 1 de noviembre de 2013

No soy perfecta... ¿y qué?

Sé que no soy perfecta, sé que me equivoco más a menudo de lo que quisiera, pero me encanta ser así. Lo quiera o no, me gusta equivocarme para poder seguir adelante con más ganas, con más experiencia y con más ganas de ser mejor.


Soy un tanto vengativa, orgullosa y muy rencorosa, pero soy así porque me valoro. Creo es bueno tener esa dosis de amor propio y no olvidarnos tan fácilmente de la gente que nos daña. Los defectos hacen a cada persona única, y aprender a aceptarlos así es parte de la vida.


Es válido equivocarse al solo uno mismo el perjudicado con nuestros errores, algo muy diferente es dañar a los demás. No niego que me haya equivocado, dañado o herido al resto, sé que hay cosas que no tienen perdón, y que yo misma no he podido perdonarme. Pero, lo importante, es que siento que ya aprendí mi lección, y eso me ayudó a ser una mejor persona, y no volver a tropezar en la misma piedra.

Sé que no soy perfecta, pero me gusta como soy! y quienes realmente me quieren me aceptan así... 




Este verano, ¿qué quieres ser? ¿Sirena o ballena?

Un gimnasio puso un anuncio espectacular que decía lo siguiente: 
Este verano, ¿qué quieres ser? ¿Sirena o ballena? 
Una mujer que les envió su respuesta dijo por correo electrónico: "Ayer vi un cartel con una foto de una chica en un escultural bikini y con la frase de este verano, ¿qué vas a ser? ¿Sirena o ballena? Respuesta: Las ballenas están siempre rodeadas de amigos. Las ballenas tienen una vida sexual activa, quedan embarazadas y tienen hermosos cachorros. Las ballenas amamantan. Las ballenas están por ahí recorriendo los mares y conociendo lugares interesantes como la Antártida y los arrecifes de coral de la Polinesia. Las ballenas tienen amigos delfines. Las ballenas comen camarones a dos manos. Las ballenas tiran chorros de agua y juegan mucho. Las ballenas cantan muy bien. Las ballenas son enormes y casi no tiene depredadores naturales. Las ballenas están bien resueltas, SON HERMOSAS y SON AMADAS. 
En cambio las sirenas NO EXISTEN... Si existieran vivirían en crisis existencial: ¿Soy un pez o un ser humano? No tiene hijos porque matan a los hombres que están encantados por su belleza. Su reproducción seria como los peces sin contacto físico, sin amor. Son hermosas, pero viven tristes y solas por siempre ... Estimado Gimnasio, ¡prefiero ser una ballena!" (Al día siguiente, el gimnasio elimina la publicidad) "A menudo, el ser humano se preocupa tanto por la parte exterior de una persona, la posesión de bienes materiales, la opinión de los demás y se olvida que lo más importante son los sentimientos de las personas... Si apreciamos más lo que somos y NO lo que otr@s imaginan, todo el mundo sería lo que quisiera ser y haría lo que quisiera hacer, y sólo entonces seríamos felices ". Les dejo esto, con todo respeto!

Rihanna - Diamonds


Rihanna - Stay ft. Mikky Ekko

amo este tema <3 br="" nbsp="">

jueves, 31 de octubre de 2013

martes, 29 de octubre de 2013

El corazón delator por Edgar Allan Poe


¡Es cierto! Siempre he sido nervioso, muy nervioso, terriblemente nervioso. ¿Pero por qué afirman ustedes que estoy loco? La enfermedad había agudizado mis sentidos, en vez de destruirlos o embotarlos. Y mi oído era el más agudo de todos. Oía todo lo que puede oírse en la tierra y en el cielo. Muchas cosas oí en el infierno. ¿Cómo puedo estar loco, entonces? Escuchen... y observen con cuánta cordura, con cuánta tranquilidad les cuento mi historia.

Me es imposible decir cómo aquella idea me entró en la cabeza por primera vez; pero, una vez concebida, me acosó noche y día. Yo no perseguía ningún propósito. Ni tampoco estaba colérico. Quería mucho al viejo. Jamás me había hecho nada malo. Jamás me insultó. Su dinero no me interesaba. Me parece que fue su ojo. ¡Sí, eso fue! Tenía un ojo semejante al de un buitre... Un ojo celeste, y velado por una tela. Cada vez que lo clavaba en mí se me helaba la sangre. Y así, poco a poco, muy gradualmente, me fui decidiendo a matar al viejo y librarme de aquel ojo para siempre.

Presten atención ahora. Ustedes me toman por loco. Pero los locos no saben nada. En cambio... ¡Si hubieran podido verme! ¡Si hubieran podido ver con qué habilidad procedí! ¡Con qué cuidado... con qué previsión... con qué disimulo me puse a la obra! Jamás fui más amable con el viejo que la semana antes de matarlo. Todas las noches, hacia las doce, hacía yo girar el picaporte de su puerta y la abría... ¡oh, tan suavemente! Y entonces, cuando la abertura era lo bastante grande para pasar la cabeza, levantaba una linterna sorda, cerrada, completamente cerrada, de manera que no se viera ninguna luz, y tras ella pasaba la cabeza. ¡Oh, ustedes se hubieran reído al ver cuán astutamente pasaba la cabeza! La movía lentamente... muy, muy lentamente, a fin de no perturbar el sueño del viejo. Me llevaba una hora entera introducir completamente la cabeza por la abertura de la puerta, hasta verlo tendido en su cama. ¿Eh? ¿Es que un loco hubiera sido tan prudente como yo? Y entonces, cuando tenía la cabeza completamente dentro del cuarto, abría la linterna cautelosamente... ¡oh, tan cautelosamente! Sí, cautelosamente iba abriendo la linterna (pues crujían las bisagras), la iba abriendo lo suficiente para que un solo rayo de luz cayera sobre el ojo de buitre. Y esto lo hice durante siete largas noches... cada noche, a las doce... pero siempre encontré el ojo cerrado, y por eso me era imposible cumplir mi obra, porque no era el viejo quien me irritaba, sino el mal de ojo. Y por la mañana, apenas iniciado el día, entraba sin miedo en su habitación y le hablaba resueltamente, llamándolo por su nombre con voz cordial y preguntándole cómo había pasado la noche. Ya ven ustedes que tendría que haber sido un viejo muy astuto para sospechar que todas las noches, justamente a las doce, iba yo a mirarlo mientras dormía.

Al llegar la octava noche, procedí con mayor cautela que de costumbre al abrir la puerta. El minutero de un reloj se mueve con más rapidez de lo que se movía mi mano. Jamás, antes de aquella noche, había sentido el alcance de mis facultades, de mi sagacidad. Apenas lograba contener mi impresión de triunfo. ¡Pensar que estaba ahí, abriendo poco a poco la puerta, y que él ni siquiera soñaba con mis secretas intenciones o pensamientos! Me reí entre dientes ante esta idea, y quizá me oyó, porque lo sentí moverse repentinamente en la cama, como si se sobresaltara. Ustedes pensarán que me eché hacia atrás... pero no. Su cuarto estaba tan negro como la pez, ya que el viejo cerraba completamente las persianas por miedo a los ladrones; yo sabía que le era imposible distinguir la abertura de la puerta, y seguí empujando suavemente, suavemente.

Había ya pasado la cabeza y me disponía a abrir la linterna, cuando mi pulgar resbaló en el cierre metálico y el viejo se enderezó en el lecho, gritando:

-¿Quién está ahí?

Permanecí inmóvil, sin decir palabra. Durante una hora entera no moví un solo músculo, y en todo ese tiempo no oí que volviera a tenderse en la cama. Seguía sentado, escuchando... tal como yo lo había hecho, noche tras noche, mientras escuchaba en la pared los taladros cuyo sonido anuncia la muerte.

Oí de pronto un leve quejido, y supe que era el quejido que nace del terror. No expresaba dolor o pena... ¡oh, no! Era el ahogado sonido que brota del fondo del alma cuando el espanto la sobrecoge. Bien conocía yo ese sonido. Muchas noches, justamente a las doce, cuando el mundo entero dormía, surgió de mi pecho, ahondando con su espantoso eco los terrores que me enloquecían. Repito que lo conocía bien. Comprendí lo que estaba sintiendo el viejo y le tuve lástima, aunque me reía en el fondo de mi corazón. Comprendí que había estado despierto desde el primer leve ruido, cuando se movió en la cama. Había tratado de decirse que aquel ruido no era nada, pero sin conseguirlo. Pensaba: "No es más que el viento en la chimenea... o un grillo que chirrió una sola vez". Sí, había tratado de darse ánimo con esas suposiciones, pero todo era en vano. Todo era en vano, porque la Muerte se había aproximado a él, deslizándose furtiva, y envolvía a su víctima. Y la fúnebre influencia de aquella sombra imperceptible era la que lo movía a sentir -aunque no podía verla ni oírla-, a sentir la presencia de mi cabeza dentro de la habitación.


Después de haber esperado largo tiempo, con toda paciencia, sin oír que volviera a acostarse, resolví abrir una pequeña, una pequeñísima ranura en la linterna.

Así lo hice -no pueden imaginarse ustedes con qué cuidado, con qué inmenso cuidado-, hasta que un fino rayo de luz, semejante al hilo de la araña, brotó de la ranura y cayó de lleno sobre el ojo de buitre.

Estaba abierto, abierto de par en par... y yo empecé a enfurecerme mientras lo miraba. Lo vi con toda claridad, de un azul apagado y con aquella horrible tela que me helaba hasta el tuétano. Pero no podía ver nada de la cara o del cuerpo del viejo, pues, como movido por un instinto, había orientado el haz de luz exactamente hacia el punto maldito.

¿No les he dicho ya que lo que toman erradamente por locura es sólo una excesiva agudeza de los sentidos? En aquel momento llegó a mis oídos un resonar apagado y presuroso, como el que podría hacer un reloj envuelto en algodón. Aquel sonido también me era familiar. Era el latir del corazón del viejo. Aumentó aún más mi furia, tal como el redoblar de un tambor estimula el coraje de un soldado.

Pero, incluso entonces, me contuve y seguí callado. Apenas si respiraba. Sostenía la linterna de modo que no se moviera, tratando de mantener con toda la firmeza posible el haz de luz sobre el ojo. Entretanto, el infernal latir del corazón iba en aumento. Se hacía cada vez más rápido, cada vez más fuerte, momento a momento. El espanto del viejo tenía que ser terrible. ¡Cada vez más fuerte, más fuerte! ¿Me siguen ustedes con atención? Les he dicho que soy nervioso. Sí, lo soy. Y ahora, a medianoche, en el terrible silencio de aquella antigua casa, un resonar tan extraño como aquél me llenó de un horror incontrolable. Sin embargo, me contuve todavía algunos minutos y permanecí inmóvil. ¡Pero el latido crecía cada vez más fuerte, más fuerte! Me pareció que aquel corazón iba a estallar. Y una nueva ansiedad se apoderó de mí... ¡Algún vecino podía escuchar aquel sonido! ¡La hora del viejo había sonado! Lanzando un alarido, abrí del todo la linterna y me precipité en la habitación. El viejo clamó una vez... nada más que una vez. Me bastó un segundo para arrojarlo al suelo y echarle encima el pesado colchón. Sonreí alegremente al ver lo fácil que me había resultado todo. Pero, durante varios minutos, el corazón siguió latiendo con un sonido ahogado. Claro que no me preocupaba, pues nadie podría escucharlo a través de las paredes. Cesó, por fin, de latir. El viejo había muerto. Levanté el colchón y examiné el cadáver. Sí, estaba muerto, completamente muerto. Apoyé la mano sobre el corazón y la mantuve así largo tiempo. No se sentía el menor latido. El viejo estaba bien muerto. Su ojo no volvería a molestarme.

Si ustedes continúan tomándome por loco dejarán de hacerlo cuando les describa las astutas precauciones que adopté para esconder el cadáver. La noche avanzaba, mientras yo cumplía mi trabajo con rapidez, pero en silencio. Ante todo descuarticé el cadáver. Le corté la cabeza, brazos y piernas.

Levanté luego tres planchas del piso de la habitación y escondí los restos en el hueco. Volví a colocar los tablones con tanta habilidad que ningún ojo humano -ni siquiera el suyo- hubiera podido advertir la menor diferencia. No había nada que lavar... ninguna mancha... ningún rastro de sangre. Yo era demasiado precavido para eso. Una cuba había recogido todo... ¡ja, ja!

Cuando hube terminado mi tarea eran las cuatro de la madrugada, pero seguía tan oscuro como a medianoche. En momentos en que se oían las campanadas de la hora, golpearon a la puerta de la calle. Acudí a abrir con toda tranquilidad, pues ¿qué podía temer ahora?

Hallé a tres caballeros, que se presentaron muy civilmente como oficiales de policía. Durante la noche, un vecino había escuchado un alarido, por lo cual se sospechaba la posibilidad de algún atentado. Al recibir este informe en el puesto de policía, habían comisionado a los tres agentes para que registraran el lugar.

Sonreí, pues... ¿qué tenía que temer? Di la bienvenida a los oficiales y les expliqué que yo había lanzado aquel grito durante una pesadilla. Les hice saber que el viejo se había ausentado a la campaña. Llevé a los visitantes a recorrer la casa y los invité a que revisaran, a que revisaran bien. Finalmente, acabé conduciéndolos a la habitación del muerto. Les mostré sus caudales intactos y cómo cada cosa se hallaba en su lugar. En el entusiasmo de mis confidencias traje sillas a la habitación y pedí a los tres caballeros que descansaran allí de su fatiga, mientras yo mismo, con la audacia de mi perfecto triunfo, colocaba mi silla en el exacto punto bajo el cual reposaba el cadáver de mi víctima.

Los oficiales se sentían satisfechos. Mis modales los habían convencido. Por mi parte, me hallaba perfectamente cómodo. Sentáronse y hablaron de cosas comunes, mientras yo les contestaba con animación. Mas, al cabo de un rato, empecé a notar que me ponía pálido y deseé que se marcharan. Me dolía la cabeza y creía percibir un zumbido en los oídos; pero los policías continuaban sentados y charlando. El zumbido se hizo más intenso; seguía resonando y era cada vez más intenso. Hablé en voz muy alta para librarme de esa sensación, pero continuaba lo mismo y se iba haciendo cada vez más clara... hasta que, al fin, me di cuenta de que aquel sonido no se producía dentro de mis oídos.

Sin duda, debí de ponerme muy pálido, pero seguí hablando con creciente soltura y levantando mucho la voz. Empero, el sonido aumentaba... ¿y que podía hacer yo? Era un resonar apagado y presuroso..., un sonido como el que podría hacer un reloj envuelto en algodón. Yo jadeaba, tratando de recobrar el aliento, y, sin embargo, los policías no habían oído nada. Hablé con mayor rapidez, con vehemencia, pero el sonido crecía continuamente. Me puse en pie y discutí sobre insignificancias en voz muy alta y con violentas gesticulaciones; pero el sonido crecía continuamente. ¿Por qué no se iban? Anduve de un lado a otro, a grandes pasos, como si las observaciones de aquellos hombres me enfurecieran; pero el sonido crecía continuamente. ¡Oh, Dios! ¿Qué podía hacer yo? Lancé espumarajos de rabia... maldije... juré... Balanceando la silla sobre la cual me había sentado, raspé con ella las tablas del piso, pero el sonido sobrepujaba todos los otros y crecía sin cesar. ¡Más alto... más alto... más alto! Y entretanto los hombres seguían charlando plácidamente y sonriendo. ¿Era posible que no oyeran? ¡Santo Dios! ¡No, no! ¡Claro que oían y que sospechaban! ¡Sabían... y se estaban burlando de mi horror! ¡Sí, así lo pensé y así lo pienso hoy! ¡Pero cualquier cosa era preferible a aquella agonía! ¡Cualquier cosa sería más tolerable que aquel escarnio! ¡No podía soportar más tiempo sus sonrisas hipócritas! ¡Sentí que tenía que gritar o morir, y entonces... otra vez... escuchen... más fuerte... más fuerte... más fuerte... más fuerte!


-¡Basta ya de fingir, malvados! -aullé-. ¡Confieso que lo maté! ¡Levanten esos tablones! ¡Ahí... ahí!¡Donde está latiendo su horrible corazón!

FIN

Annabelle Lee por Edgar Allan Poe

Fue hace muchos y muchos años, 
en un reino junto al mar, 
habitó una señorita a quien puedes conocer 
por el nombre de Annabel Lee; 
y esta señorita no vivía con otro pensamiento 
que amar y ser amada por mí. 

Yo era un niño y ella era una niña 
en este reino junto al mar 
pero nos amábamos con un amor que era más que amor 
yo y mi Annabel Lee 
con un amor que los ángeles súblimes del Paraíso 
nos envidiaban a ella y a mí. 

Y esa fue la razón que, hace muchos años, 
en este reino junto al mar, 
un viento partió de una oscura nube aquella noche 
helando a mi Annabel Lee; 
así que su noble parentela vinieron 
y me la arrebataron, 
para silenciarla en una tumba 
en este reino junto al mar. 

Lo ángeles, que no eran siquiera medio felices en el Paraíso, 
nos cogieron envidia a ella y a mí: 
Sí!, esa fue la razón (como todos los hombres saben 
en este reino junto al mar) 
que el viento salió de una nube, helando 
y matando mi Annabel Lee. 

Pero nuestro amor era más fuerte que el amor 
de aquellos que eran mayores que nosotros 
de muchos más sabios que nosotros 
y ni los ángeles in el Paraíso encima 
ni los demonios debajo del mar 
separarán jamás mi alma del alma 
de la hermosa Annabel Lee: 

Porque la luna no luce sin traérme sueños 
de la hermosa Annabel Lee; 
ni brilla una estrella sin que vea los ojos brillantes 
de la hermosa Annabel Lee; 
y así paso la noche acostado al lado 
de mi querida, mi querida, mi vida, mi novia, 
en su sepulcro junto al mar 
en su tumba a orillas del mar. 

sábado, 12 de octubre de 2013

Leyendo al joven Werther....



Leyendo a werther ,mi profesor me puso a pensar en enamorados locos o mejor dicho el verdadero enamorado de la vida ese enamorado frágil ,que hoy ya no existe ,por que creo hoy 2013 quien se suicida por amor ,hablo del amor real del puro no de boludeces ,por que , que tenga un amor no correspondido no me abilita a matarme creo la vida vale mas mucho mas ,como decía ese enamorado frágil que casi cruza la linea al pensarlo ,este chico sale del cloced jajajaja me acorde de una vieja y hermosa canción que cantaba de chica.....

 Se que soy el ultimo romántico

soy aquel que cuando da una flor sin decir nada

sabe ver y comprende por la expresion de tu rostro

y el temblor que hay en tu mano si me amas...

El ultimo el ultimo romantico de un mundo

que hasta se emociona al ver jugar a dos palomas

besandose en la plaza no importandoles

la gente que les puede hacer daño al andar con tanta prisa...

CORO

Por... que si es la rosa una rosa y lo es desde siempre yo debo

cambiar...

Por que ... si el mar y el cielo, el sol y el viento no cambian

jamas ...

Por que ... si el amor es amor y lo es desde siempre yo debo

cambiar...

Por que ... si son ya tantas cosas que vamos cambiando no

cambia el amor...

El ultimo ... el ultimo romantico de un mundo

que hasta se emociona al ver dos seres que se aman

besandose en la plaza no importandoles la gente

como hacemos ahora como hacemos hoy nosotros

Por... que si es la rosa una rosa y lo es desde siempre yo debo

cambiar...

Por que ... si el mar y el cielo, el sol y el viento no cambian

jamas ...

Por que ... si el amor es amor y lo es desde siempre yo debo

cambiar...

Por que ... si son ya tantas cosas que vamos cambiando no

cambia el amor...

la la lalalalala lalalala la la la la la ....


Aqui la carta ......

Carta final a Carlota, por Werther, de Las desventuras del joven Werther,

Han pasado por tus manos; tú misma les has quitado el polvo, tú las has tocado..., y yo las beso ahora una y mil veces.
¡Angel del cielo, tú favoreces mi resolución! Tú, Carlota, eres quien me presentas este arma destructora, así recibiré la muerte de quien yo quería recibirla. ¡Qué bien me he enterado por el criado de los menores detalles! Temblabas al entregarle estas armas...; pero ni un adiós me envías. ¡Ay de mí!, ni un adiós. ¿Acaso el odio me ha cerrado tu corazón por aquel instante de embriaguez que me ha unido a ti para siempre? ¡Ah, Carlota!, el transcurso de los siglos no borrará aquella impresión; y tú, estoy seguro de ello, no podrás aborrecer nunca a quien tanto te idolatra.
Guillermo: por última vez he visto los campos, el cielo y los bosques. También a ti te doy el último adiós. Tú, madre mía, perdóname. Consuélala, Guillermo. Dios os colme de bendiciones. Todos mis asuntos quedan arreglados. Adiós, volveremos a vernos..., y entonces seremos más felices.
Todo duerme en torno mío, y mi alma está tranquila. Te doy gracias, ¡oh Dios!, por haberme concedido en momento tan supremo resignación tan grande. Me asomo a la ventana, amada mía, y distingo a través de las tempestuosas nubes algunos luceros esparcidos en la inmensidad del cielo. ¡Vosotros no desapareceréis, astros inmortales! El Eterno os lleva, lo mismo que a mí. Veo las estrellas de la Osa, que es mi constelación favorita, porque, de noche, cuando salía de su casa, la tenía siempre delante. ¡Con qué delicia la he contemplado muchas veces! ¡Cuántas he levantado mis manos hacia ella para tomarla por testigo de la felicidad de que entonces disfrutaba! ¡Oh Carlota!, ¿qué hay en el mundo que no traiga a mi memoria tu recuerdo? ¿No estás en cuanto me rodea? ¿No te he robado codicioso como un niño, mil objetos insignificantes que habías santificado con sólo tocarlos?
 Tu retrato, este retrato querido, te lo doy suplicándote que lo conserves. He estampado en él mil millones de besos, y lo he saludado mil veces al entrar en mi habitación y al salir de ella. Dejo una carta escrita para tu padre, rogándole que proteja mi cadáver. Al final del cementerio, en la parte que da al campo, hay dos tilos, a cuya sombra deseo reposar. Esto puede hacer tu padre por su amigo, y tengo la seguridad de que lo hará. Pídeselo tú también. Carlota. No pretendo que los piadosos cristianos dejen depositar el cuerpo de un desgraciado cerca de sus cuerpos. Deseo que mi sepultura esté a orillas de un camino o en un valle solitario, para que, cuando el sacerdote o el levita pasen junto a ella, eleven sus brazos al cielo, bendiciéndome, y para que el samaritano la riegue con sus lágrimas. Carlota, no tiemblo al tomar el cáliz terrible y frío que me dará la embriaguez de la muerte. Tú me lo has presentado, y no vacilo. Así van a cumplirse todas las esperanzas y todos los deseos de mi vida, todos, sí, todos.
Sereno y tranquilo voy a llamar a la puerta de bronce del sepulcro. ¡Ah, si me hubiese cabido en suerte morir sacrificándome por ti! Con alegría con entusiasmo hubiera abandonado este mundo, seguro de que mi muerte afianzaba tu reposo y la felicidad de toda tu vida. Pero, ¡ay!, sólo algunos seres privilegiados logran dar su sangre por los que aman y ofrecerse en holocausto Para centuplicar los goces de sus preciosas existencias. Carlota, deseo que me entierren con el traje que tengo puesto, porque tú lo has bendecido al tocarlo. La misma petición hago a tu padre. Prohibo que me registren los bolsillos. Llevo en uno aquel lazo de cinta color de rosa que tenías en el pecho el primer da que te vi rodeada de tus niños...

 ¡Oh! Abrázalos mil veces y cuéntales el infortunio de su desdichado amigo. ¡Cuánto los quiero! Aún los veo agruparse en torno mío. ¡Ay, cuánto te he amado desde el momento en que te vi! Desde ese momento comprendí que llenarías toda mi vida... Haz que entierren el lazo conmigo... Me lo diste el día de mi cumpleaños, y lo he conservado como sagrada reliquia. ¡Ah!, nunca sospeché que aquel principio tan agradable me condujese a este fin. Ten calma, te lo ruego; no te desesperes... Están cargadas... Oigo las doce... ¡Sea lo que ha de ser! Carlota..., Carlota... ¡Adiós, adiós!

Attaque 77 - Chance



Dia a dia aprendiendo a ser.
miro hacia atras todo el camino hecho,
lo que pudo ser y lo que fue.
mi oportunidad de comenzar de nuevo
y lo demas francamente no importa

quien fui todo este tiempo? no se... quien soy o sere?
habre cumplido un sueño? intentando la felicidad a prueba y error.
la vida es un momento y lo demas francamente no importa.

te miro fijo y me sonreis... no pierdo un dia lejos de ti...
mi chance es hoy.
miro tus ojos y me veo ahi... aprovechando cada ocacion...
mi chance es hoy.

tantas cosas que habre hecho bien.
tantas que hice mal y ni ahi me entero.
cuanto que desperdicie sin ver...
que estuviste ahi conmigo todo el tiempo
y hoy lo demas francamente no importa.

te miro fijo y me sonreis... no pierdo un dia lejos de ti...
mi chance es hoy.
miro tus ojos y me veo ahi... aprovechando cada ocacion...
mi chance es hoy.

A mi amor...


Amor

No hay parejas
 felices
Hay...
 personas felices, que hacen 
pareja

martes, 25 de junio de 2013

Victoriaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa











El 18 de mayo nacio Leia Victoria peso 2kilos 100grs y midio 42 cens ,nacio de 36 semanas por cesarea  cada vez que la miro me doy cuenta vale la pena cada dolor vivido,20 dias en incubadora los 20 dias mas tristes vividos  hoy disfrutamos nuestra hermosa y gran familia

consejos,amor,hijos


lunes, 6 de mayo de 2013

Mis padres ya no saben dividir

                                                  Mis padres ya no saben dividir  
 Estamos felices
mi hermano y yo.
Esta noche hay un festín
de doce piezas para cuatro.
Pero mis padres
ya no saben dividir.
Será la edad.
O el amor.

fotografía y poema de Antonio Más Morales

sábado, 4 de mayo de 2013

Pura Vida


Falta poco para que nasca mi hija Leía Victoria solamente yo se lo feliz que me siento .,Tres Príncipes Y una Princesa que reto para mi vida ,PARA NUESTRAS VIDAS...