Te devuelvo tu amor, te lo regreso. No quiero que se marchite en mí, no quiero perderlo por descuidado, no quiero sostenerlo más tiempo, no lo puedo cuidar.
Trate de conservarlo oculto, escondido, perdido entre los sueños que nunca realizaré o en las pesadillas de una vida llena de accidentes, sin emociones, de lagrimas secas y gritos vacios.
No quiero que se quede en el olvido, no quiero que se pierda entre lo anónimo y oscuro. Finalmente es tuyo, te lo entrego, se lo devuelvo a su dueño.
Estará mejor contigo. Quédatelo y llévate el mío, en tus manos hallará seguridad, crecerá y podrá ser lo que debe ser: inmortal.
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